JUAN, Salvador. La Escuela Francesa de Socioantropología. València : Universitat de València, 2013. (Prismas ; 7)
Lo podéis encontrar en la Biblioteca del Museu Valencià d’Etnologia con la signatura:BETNO 7895
Estamos encantados de comenzar la nueva etapa de Etnobloc con esta calidad en las presentaciones y muy agradecidos a Salvador Juan por la amabilidad y rapidez con la que ha aceptado nuestra propuesta de participar en nuestro pequeño espacio de difusión. Sin más, os presentamos al autor …
Salvador Juan, autor francés nacido en Tavernes de Valldigna, fue profesor de sociología en la universidad de Paris-Dauphine entre 1983 y 1999. Es, desde entonces, Catedrático de sociología en la universidad de Caen (Basse-Normandie, Francia) donde dirige el master de sociología.
Colabora con universidades españolas, sobre todo con la UV, desde hace varios años. Ha publicado varios artículos en las revistas Arxius de ciències socials o Quaderns d’investigació social de la festa y ha participado en jornadas y congresos. Es autor de más de cincuenta artículos científicos y de las siguientes monografías: Sociologie des genres de vie, en 1991 ; Les formes élémentaires de la vie quotidienne, en 1995 ; Les sentiers du quotidien ; rigidité, fluidité des espaces sociaux et trajets routiniers en ville, en 1997 ; Méthodes de recherche en sciences sociohumaines, en 1999 ; La société inhumaine. Mal-vivre dans le bien-être, en 2001 ; Critique de la déraison évolutionniste, en 2006 ; La transition écologique, en 2011.
En colaboración ha escrito los siguientes libros: Organisation et management en question(s), en 1987 ; Conditions et genres de vie. Chroniques d’une autre France, en 2002 ; Dictionnaire des risques, en 2003 ; Actions et enjeux spatiaux en matière d’environnement. De la contestation écologiste aux mesures de protection, en 2007 ; Consommer autrement : la réforme écologique des modes de vie, en 2009
El libro La Escuela Francesa de Socioantropología (EFSA), es la versión publicada de un curso dado en la universidad de Valencia en un intercambio Erasmus.
Cuando el fundador y artesano de esta escuela sociológica, Durkheim, escribe sus primeros textos, hay desde el principio el sentido de la solidaridad humana, la búsqueda de la cohesión social, una perspectiva institucional para interpretar la acción y el pensamiento humano; no sólo porque lo sedimentado en el pasado histórico y en la cultura explica muchas cosas, hechos y sucesos, sino porque los seres actúan permanentemente para cambiar estas instituciones y crear otras nuevas. No es solamente por el azar de las circunstancias docentes que los dukheimianos se implicarán en la creación de servicios públicos (por ejemplo de educación o de cultura) o de organizaciones, privadas pero solidaristas, como las asociaciones (las cooperativas obreras en particular); es por gusto y voluntad de aplicar los valores, a la vez de orientación científica y de orientación social, constitutivos de la EFSA.
Ese sentido de la solidaridad es lo que los miembros del primer periodo de la EFSA, entre ellos los de presencia más prolongada (Mauss, Fauconnet, Bouglé y Halbwachs), aplicaron durante 50 años, tanto en la relaciones entre ellos mismos como hacia afuera. Lo que han dejado en la historia no se puede evaluar solamente hablando de este período o de estos seres como de un momento petrificado del tiempo, como un estrato que aparece de repente y muere un día sin consecuencias. Tiene anterioridad y futuro. Leyendo a Durkheim, Aron o Lévi-Strauss, se aprende que los precursores de las ciencias humanas y particularmente de la sociología y la antropología – sus fundadores, dicen a veces esos autores – se encuentran en el Siglo de las Luces, encarnado en Francia sobre todo por Montesquieu y Rousseau. Toda la EFSA se inspirará en ambas fuentes.
Hay que añadir que no se entenderá nada de lo que fueron los durkheimianos si no se tienen en cuenta los combates políticos y los problemas sociales del siglo XIX, dentro de los que ellos querían incluir la sociología naciente, como consecuencia o como solución. Así que los numerosos comentarios hechos por los durkheimianos a Saint-Simon (considerado como la principal fuente del socialismo) y a Auguste Comte, así como a los “solidaristas” de la época o a Proudhon, enmarcan a la nueva ciencia social en un cuadro a la vez de conocimiento positivista orientado a la acción y de iluminación científica de la política. Es decir, la sociología francesa no sólo nació en un contexto evolucionista y colonial, lo que le dará ciertos colores, sino que inmediatamente se confrontó también con las cuestiones del progreso, de la sociedad industrial, de la justicia social y del asociacionismo; cuestiones que dinamizaron muchos debates durante el siglo XIX. En este “baño” intelectual es donde nace y se aglomera la EFSA, frente al individualismo liberal de Spencer y al darwinismo social; en paralelo, también, a un marxismo que es a la vez mantenido a distancia y parcialmente integrado en sus planteamientos.
El mismo Durkheim y sus seguidores siempre han defendido, a la vez y sin contradicción, por un lado, el principio de una fuerte implicación en los debates político-sociales y, por otro lado, los protocolos de investigación neutros, científicos, que alejan las opiniones personales… El que más bien representa esta dualidad es Marcel Mauss, la verdadera alma de la EFSA que consiguió resucitar el grupo después de la grande guerra de 1914-1918, con un tiempo necesario de recuperación. Mauss, muy activamente, participa en la fundación del Instituto Francés de Sociología en 1924 y, en 1926, del Instituto de Etnología. Entre tantos puntos comunes, se puede subrayar el hecho de que los durkheimianos trataban casi todos de cultura y de estructuras: eran todos unos idealistas algo materialistas (y recíprocamente); además, les gustaba a todos plantear problemas de auge epistemológico.
No obstante, se podria legítimamente discutir y hasta negar la existencia de la EFSA como tal ya que no se trata de un paradigma claramente identificado dentro de la historia del pensamiento social (como se acostumbra a considerar al funcionalismo, al estructuralismo o al individualismo). ¡Pero tampoco hay tanta coherencia, ni ningún conformismo de tipo militar, en la “Escuela de Frankfurt” y todavía menos en la “Escuela de Chicago”, lo que nunca impidió el uso del término escuela! El hecho de que se cualifique ella misma como tal en la revista El Año Sociológico (L’Année sociologique) y que uno de sus representantes, Georges Davy, la describa en 1958 como una escuela es suficiente para justificar el término. Esta revista mantiene la cohesión del grupo durante medio siglo, hasta la segunda guerra mundial, y continua existiendo, de otro modo, hoy en día. La revista Cuadernos internacionales de sociología (Les Cahiers internationaux de sociologie), fundada por Gurvitch y dirigida durante cincuenta años más, de 1960 hasta 2010, por Balandier prolongara la primera revista de los durkheimianos.
Los miembros de la EFSA se apoyan sobre todo en la Sorbona y en el Collège de France, así como en las principales universidades provinciales de sociología tales como Bordeaux, Strasbourg, Toulouse, Caen, etc. Cada uno de los durkheimianos tiene su originalidad a pesar de las filiaciones y se vuelve más notable ésta diversidad cuanto más se avanza en el siglo XX. Lejos de ser un factor de debilitamiento, es al contrario una fuerza de perpetuación de la EFSA que se adapta a los nuevos tiempos prolongando ideas y enfoques anteriores modernizados y añadiendo innovaciones.
Lo que no se pierde con el tiempo, es el principio de unidad de la EFSA, el que se constituye considerando a los hechos sociales como cosas objetivas o subjetivas y como obras humanas – es decir destacando el componente institucional de los hechos y viendo cómo esas instituciones se difractan en los actos personales –, lo que significa identificar factualmente los procesos intelectuales y la objetividad de lo que pretendemos observar. Los durkheimianos, conjuntamente, crean una tradición sociológica evolutiva paralela a la de Alemania, como hija de la filosofía, introduciendo a la etnología. Tienen una visión global y científica de los hechos sociales, lo que no impide que, por un otro lado más personal, lleven casi siempre varios compromisos políticos.
Pues la fuerza de la EFSA, tomando la metáfora botánica de un árbol, no reside sólo en el tronco constituido por los ”durkheimianos” durante los 50 años centrales (1890/95 – 1940/45), sino también en las potentes raíces que producen savia desde unos 150 años antes de ese periodo (desde el Siglo de las Luces, en el caso francés); y, además, en el polen o las semillas que este sólido roble ha conseguido diseminar en toda la socio-antropología francesa y mundial hasta hoy. Esta fuerza no reside solamente en los sociólogos que asumen o reivindican esa filiación (lo que es mi caso), sino también en los conceptos, el espíritu o los razonamientos de los que son durkheimianos sin saberlo, sea por ignorancia, sea con la paradójica ingenuidad de quienes pretenden combatir el durkheimismo utilizando planteamientos de la misma EFSA…
Salvador Juan
Para finalizar, a Salvador Juan le agradecemos de nuevo su colaboración con la Biblioteca del Museu Valencià d’Etnologia y a nuestros usuarios os recordamos que podéis venir a la Biblioteca del Museu Valencià d’Etnologia a consultar el libro y sacarlo en préstamo. Si os ha resultado interesante la presentación, más os lo parecerá la lectura de La Escuela Francesa de Socioantropología.
Os esperamos!